Las operaciones de manejo en el interior de una explotación de helicicultura son sencillas y fáciles de ejecutar, no necesitando mano de obra cualificada, pero deben hacerse con detenimiento y cuidado, ya que cualquier situación de estrés puede provocar la aparición de procesos patológicos diversos. El concepto de manejo abarca no sólo a la manipulación directa de los animales, sino también lo relacionado con su entorno (instalaciones, sistemas acondicionadores, higiene...).
Por otro lado se ha de realizar periódicamente un control de la temperatura del agua para evitar los daños provocados y el estrés de un choque térmico.
La densidad de cría no deberá ser mayor de 2,5 Kg/m2, pues densidades superiores originarían malformaciones en la concha y un aumento del porcentaje de enanismo.
Operaciones diarias.
Lo primero que ha de verificar el operario son las condiciones ambientales (temperatura, humedad relativa, fotoperiodo) y regular los sistemas de acondicionadores si fuera necesario.
La segunda tarea diaria consiste en la limpieza de comederos y bebederos y la administración de pienso.
Al mismo tiempo se realizará una inspección general de las correspondientes baterías retirando los animales muertos o sospechosos de estar enfermos y limpiando el lugar donde se encontrasen.
La densidad de cría no deberá ser mayor de 2,5 Kg/m2, pues densidades superiores originarían malformaciones en la concha y un aumento del porcentaje de enanismo.
Operaciones diarias.
Lo primero que ha de verificar el operario son las condiciones ambientales (temperatura, humedad relativa, fotoperiodo) y regular los sistemas de acondicionadores si fuera necesario.
La segunda tarea diaria consiste en la limpieza de comederos y bebederos y la administración de pienso.
Al mismo tiempo se realizará una inspección general de las correspondientes baterías retirando los animales muertos o sospechosos de estar enfermos y limpiando el lugar donde se encontrasen.
Operaciones semanales.
Se han de sustituir los ponederos de las baterías de reproducción por
otros nuevos, trasladando los primeros a las cajas de la sala de incubación
donde permanecerán hasta la eclosión de los huevos. Cuando esto haya sucedido y
los recién nacidos salgan al exterior se retirarán los ponederos; los caracoles
permanecerán en el interior de las cajas destinadas a este fin por un período
de tiempo aproximado de 30 días.
Las cajas se deberán lavar cada
tres o cuatro días, lo que llevará bastante tiempo dado el tamaño de los
caracoles y su difícil manejo, pero resulta muy beneficioso en la evolución de
las siguientes fases de producción al evitar aumentos en la tasa de mortalidad
y enanismo.
Cada
8 días se han de retirar los desechos acumulados en el suelo y en la plancha del
segundo piso de las unidades de cría.
Operaciones específicas en cada
fase de producción.
Debe iniciarse siempre en la fase de
incubación, zona de cría menos susceptible de estar contaminada, y continuar
progresivamente con la primera y segunda fases de crecimiento y
reproducción.
Es
conveniente antes de entrar en las salas de producción del criadero cambiarse
de ropa y ponerse un mono limpio.
Fase de incubación
Los
botes de puesta se les colocará una placa de petri perforada a modo de tapadera y se
llevaran a la sala de incubación. Esto se realizara semanal mente o cuando se
vea que hay puestas en el ponedero.
Con
este sistema se consigue un mayor control sobre las puestas y por tanto menores
pérdidas en las mismas.
Primera Fase de Cría
Los
caracoles recién nacidos son trasladados de la fase de incubación a las cajas
de la primera fase de cría. Son cajas de plástico de 50x30 cm aproximadamente,
y su cantidad dependerá de las necesidades de cada momento.
El manejo de estos animales ha de
realizarse con unas pinzas, a ser posible de entomólogo, tanto por su pequeño
tamaño como por su fragilidad.
Los
caracoles permanecerán en esta sala unos 30 días; durante este periodo se
realizarán una serie de controles periódicos motivados por su crecimiento
desigual. Así pues, controlaremos el peso y el enanismo cada 10 días, y luego
se hará un redistribución de los caracoles por cajas según su tamaño.
Independientemente cada día se hará un control de mortalidad.
Al
final de esta fase el caracol habrá alcanzado un peso aproximado de 0,5g.
Segunda Fase de Cría
Los
caracoles son trasladados de las cajas de la primera fase de cría a las
baterías o unidades de la segunda fase, donde permanecerán unos 60 días o bien
directamente a los invernaderos dependiendo de las necesidades de la
explotación.
Como
en la fase anterior se procederá a controlar el índice de crecimiento y el peso
sobre una muestra de la población, realizando las correspondientes
redistribuciones según tamaño y peso. Periódicamente se despegarán los
caracoles de los paneles (3 días) facilitando de esta manera la movilidad de
los individuos y aumentando su actividad, lo que incrementará su desarrollo. Al
terminar esta fase el caracol habrá alcanzado entre 2,5-3 g de
peso.
Fase de Cebo:
Se
desarrollará en los invernaderos. Igualmente controlaremos el índice de
crecimiento y el peso.
Al cabo de unos 100-120 días los
caracoles habrán conseguido el peso comercial, entre 12-15 g, se llevarán a la
sala de embalaje donde se procederá a su pesado y embalaje para su posterior
comercialización.
Durante
esta fase se irán seleccionando aquellos caracoles que serán nuestros
reproductores. La selección se hará según la precocidad, el tamaño y la
conformación de la concha: Los individuos seleccionados serán aquellos que
hayan alcanzado los 15 g en un menor tiempo, por tanto los de mayor tamaño y
que su concha sea sólida, resistente y exenta de cualquier malformación.
Los
caracoles escogidos para reproductores permanecerán en una zona acotada del
invernadero unos 30-45 días más hasta que logre 18-20 g de peso. Llegado este
punto serán trasladados a la sala de reproducción.
Sala de reproducción:
Se comprobará diariamente la presencia de puestas. Cada cierto tiempo
habrá que sustituir la tierra y limpiar los recipientes de puesta.
El
grado de actividad sexual de los caracoles reproductores se valora por el
número de cópulas apreciadas en las unidades de cría. Esta actividad sexual se
reflejará en las fichas de control mediante cruces (ninguna, una, dos o tres
según sea nula, baja, media o alta).
Los
reproductores se mantendrán en actividad continua durante un año y serán
sustituidos por los primeros reproductores obtenidos en nuestra explotación.
En las fichas de control se ha de anotar la fecha de traslado y
procedencia de los animales, para conocer en cada momento la edad e índices de
crecimiento de cada lote.
Cada
vez que un lote abandona una dependencia debe realizarse una escrupulosa
limpieza y desinfección de las unidades y recipientes de cría.
HIGIENE DE LAS INSTALACIONES
El
ambiente debe tener buenas condiciones sanitarias e higienicas
que dificulten al máximo la aparición de procesos patológicos.
Higiene de las baterías de cría.
La limpieza de los comederos y
bebederos se realizará diariamente, eliminando todas las excretas y restos de
alimentos para evitar la aparición de procesos patológicos y
fermentaciones.
La
limpieza de las baterías depende de su estado y del momento productivo de los
animales alojados. Se limpiará el suelo de malla de las bandejas de cría,
utilizando agua a presión con una solución diluida de lejía en agua (5%).
Cada
vez que un lote concluya un ciclo de producción se efectuará una escrupulosa
limpieza y desinfección de las mesas de cría y material contenido en ellas. Los
paneles de reposo (refugios), comederos y bebederos se lavarán con agua a
presión y lejía, frotando si es necesario con un cepillo de raíces. Se
procederá de igual forma con los planos de cría, en los que el cepillado deberá
ser muy intenso.
Higiene del pienso.
Los
sacos de pienso se guardarán en un almacén independiente con baja humedad
ambiental para prevenir la aparición de hongos, ya que la presencia de micotoxinas causaría la muerte de los animales
en poco tiempo. Además los sacos se colocarán sobre rejillas de madera que
permitan la corriente de aire, para su mejor conservación.
El
pienso no debe permanecer más de 24 horas en los comederos porque la elevada
humedad ambiental acelera su descomposición. Se deben limpiar y secar los
comederos antes de añadir pienso nuevo.
Higiene de los ponederos.
Los
ponederos se sustituirán o desinfectarán cada dos utilizaciones.
Se
debe evitar el encharcamiento que predispone a la aparición de Hongos y
Helmintos patógenos (sobre todo Nematodos).
Con
una adecuada esterilización y humidificación de la tierra de los ponederos se
puede asegurar la práctica ausencia de estos parásitos.
Como
sustrato se debe emplear vermiculita, material no orgánico, en el que es fácil
mantener una humedad adecuada.
Higiene de los locales.
Se
debe procurar hacer un vacío sanitario una vez al año, aprovechando el traslado
de un lote de una sala a otra, de una forma escalonada. Los caracoles retirados
se dispondrán en cajas cerradas en un local seco (40-50 % Hr
y 10ºC) para provocar su letargo. El local donde se almacenan ha de estar
protegido contra las moscas ya que el desarrollo de las larvas de éstas en los
caracoles, ocasionaría su muerte. Tras la limpieza del local se trasladan de
nuevo los caracoles a las bandejas de producción, que reanudan su actividad
después de 2 a 4 días.
El
local se limpiará, una vez retiradas las baterías de cría, con agua a presión y
un cepillo de raíces.
Los
ventiladores y otros elementos cuyo funcionamiento se vea afectado por el agua
se limpiará con un paño húmedo empapado con solución de lejía al 10%.
Mantenimiento de los invernaderos.
Los
invernaderos, al igual que la nave de reproducción, serán sometidos a un vacío
sanitario tras cada ciclo productivo, procediendo al replantado de los pasillos
verdes y a la limpieza de los paneles plásticos. Si fuera necesario se
rotularía el suelo y se procedería a su replantado.
Los comederos dispuestos en estos recintos
para la administración de pienso compuesto se limpiaran diariamente antes de la
aplicación del mismo.
ALIMENTACION
La helicicultura intensiva requiere que la alimentación se realice únicamente a base de piensos concentrados especiales para Helícidos, renunciando al clásico aporte de vegetales frescos que presentan numerosos inconvenientes en este tipo de explotaciones. Por una parte, son necesarias grandes cantidades de vegetales frescos, ya que su valor nutritivo es escaso (5-10 por 100 de materia seca frente a un 90-95 por 100 de agua), siendo los índices de conversión iguales o superiores a 10; y, por otra parte, estos productos son muy perecederos, pues entran en putrefacción rápidamente. Todo ello hace que se requiera una gran cantidad de mano de obra, tanto para el suministro de los alimentos, como para la limpieza y retirada de desperdicios, razones que nos hacen aconsejar el que no se utilicen en la cría intensiva de caracoles.
En el caso de fabricación propia de piensos se recomienda que en su composición se encuentre al menos un 15-20% de carbonato cálcico y un complemento vitamínico mineral.
La alimentación será a base de piensos
concentrados especiales para Helícidos, o bien con piensos de engorde de pollos
o cerdos o una mezcla de ambos.
Porcentaje de pienso y calcio molido en
la ración según la edad.
El
calcio es un aporte extra y la cantidad a suministrar depende de cada fase de
cría. Durante los dos primeros meses la medida de pienso y calcio es
prácticamente igual. Desde los dos meses a los 4 el calcio suministrado es el
75% de la cantidad de pienso. Finalmente desde los cuatro meses hasta que
alcanzan la madurez sexual el aporte de calcio es del 50%. Los caracoles
adultos y reproductores necesitan cantidades mucho menores de calcio, un aporte
de un 25% es suficiente para mantener un equilibrio iónico correcto. Los
caracoles que se mantengan en los invernaderos no necesitan aporte de calcio.
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